Si hay un candidato que puede vencer a Donald Trump ese es Joe Biden. Salvo que existiera un sistema que midiera la intensidad en las preferencias de los votantes, las posibilidades de que Bernie Sanders llegue a la presidencia de los Estados Unidos son más bien escasas. Cierto es que Sanders concita mayor fervor entre sus simpatizantes, respecto a la intensidad de los seguidores del otrora vicepresidente. No obstante, sería un error asumir que los seguidores de Sanders reflejan al votante promedio.
La ciencia política norteamericana ha acuñado el concepto de “votante medio” para hacer referencia (hago en lo subsiguiente una importante simplificación) a aquél que se encuentra ocupando una posición intermedia en un continuo imaginario en la ideología política izquierda – derecha. De hecho, es plausible pensar que la mayor parte de los votantes se sitúen precisamente alrededor de este votante imaginario, teniendo en los extremos a un menor número de electores altamente ideologizados. Lo anterior es muy relevante en un sistema electoral mayoritario y por tanto en un entorno bipartidista. Si son solo dos los candidatos con posibilidad de ganar la elección, el triunfo lo conquistará aquél que sea capaz de inspirar confianza en los votantes que se aglutinan en torno al centro. Es precisamente en este segmento de electores en donde Biden puede ser más competitivo. Más allá de si Bernie Sanders merece o no ser calificado como un socialista, la realidad es que así lo percibe una buena parte del electorado. En política la percepción cuenta y al final, fue lo que terminó por hundir a Hillary Clinton, a la que siempre se le percibió con desconfianza. El voto duro para los demócratas no es suficiente para poner a su candidato en la presidencia. Quien aspire derrotar a Donald Trump deberá convencer a millones de electores que en la anterior elección decidieron otorgar su confianza al actual presidente, pero que -sin embargo- no podríamos calificar de extremistas de derecha. No olvidemos, además, que la Presidencia de Trump ha logrado gozar de un período de bonanza económica que no podemos desdeñar. Si algo es valorado por el ciudadano norteamericano es precisamente la estabilidad económica. Si Bernie Sanders se alzara con la victoria, me temo que posterior al entusiasmo entre sus simpatizantes, el Partido Demócrata tendría que lamer las heridas de lo que bien podría ser una de las más estrepitosas derrotas en su historia. Sanders, podría contar con el voto de los suyos y del resto del electorado demócrata, pero difícilmente podría hacerse del voto centrista necesario para su elección. Lo peor, es que en su intento, podría arrastrar al resto de candidatos. De ahí que varias voces señalen que una candidatura de Sanders pondría en peligro el control demócrata en la cámara de representantes y convertiría también en un sueño guajiro el control del Senado. Hoy por hoy, y más allá del entusiasmo de los simpatizantes, Joe Biden es la opción sensata para conquistar al elector moderado, sin el cual obtener la Presidencia de los Estados Unidos es como la película: misión imposible.
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September 2020
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